lunes, 10 de febrero de 2014

Habitante habitado


Casi siempre hago
todo lo contrario
a lo que debería hacer.

Me entran ganas de trabajar
cuando quiero escribir
y, como ahora, de escribir
cuando debería estar llamando
a proveedores.

Supongo que debe ser porque
yo también necesito
que alguien ejerza un control sobre mí
para tener la excusa
que me permita rebelarme,
de defender una libertad
que no sé muy bien si existe.

Nunca hubiera dicho que acabaría así,
tratando de sostener un día a día
enmarcado en la rutina.
Quizá por eso me gusta trabajar
en la cafetería de Mario,
porque todo es igual y diferente
al mismo tiempo,

y casi no me deja pensar en ti.

Confieso que me siento mal
aunque no mucho
(eso lo hace mucho más imperdonable)
seguir contigo tan dentro
a pesar de que me veo con Susana
casi todos los días.

Ya no viene tanto,
creo que no le gusta la idea
de que yo pueda creer que me controla
o que pueda cansarme de ella
a base de mirarla
sentada en una mesa,
con su té de canela
enfriándose en la taza.

Yo soy de acostumbrarme.
Acabo queriendo a lo que no me abandona,
no sé,
a veces creo que es un milagro
que alguien quiera permanecer a mi lado,
y acabo admirando a quien es capaz de hacerlo,
no sé si es exactamente amor
o necesidad de creer
que no moriré solo.

No sabría decir muy bien
el porqué de esa forma de pensarme,
imagino que,
aunque no lo he encontrado aún,
sigo presintiendo que algo
muy despreciable
debe habitar en mí,
tanto,
como para que me dejaras
por ese novio tuyo de ahora,
al que se le nota a la legua
que no es buena gente
ni le gustan los niños
ni él a ellos.

Y me borraras del todo,
cuando yo no quise alimentarme
de las migajas que sobraban.
Empiezo a sospechar
que era verdad eso
de que tú y yo

éramos muy diferentes

a pesar de que antes
éramos tan iguales.

Yo sé que nunca vivimos
en el mismo lugar
ni a la misma hora,
ni siquiera cuando nos abrazábamos...

... pero me acostumbraste a ti,
quizá sea eso lo que no te perdono.


1 comentario:

  1. La rutina aliena al individuo de sí mismo y así es más fácil seguir. Aunque la forma de seguir no es la que nos gustaría porque en el fondo siempre hay una pequeña parte consciente que es la que nos guía, la de las corazonadas, y nos muestra el camino que queremos de verdad. Que casi nunca es el fácil.

    http://lookingforaheero.blogspot.com.es/

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